No hay nada más fácil que ver los defectos de
los demás, antes que los suyos. Pero hay quienes no solo se detienen a ver los
de terceros, sino que sus propios errores y debilidades las trasladan a esas
personas para hacerlas sentir responsables de sus actos. Cuidado.
Muy bien se ha dicho que es bueno tener cuidado
a la hora de seleccionar a los enemigos, porque quizá eso que no aceptamos de
nosotros es lo que vemos en ellos y es justo lo que nos lleva a catalogarlo
como persona no allegada a nuestros afectos.
Y es que aceptar los propios defectos, las
debilidades, los errores, es una de las tareas más titánicas en el ser humano. Por eso se elige el camino más fácil que
es el del señalamiento, el de trasladar eso que no nos gusta en los demás o
peor aún, engañarnos y creer que los demás tienen la culpa de lo que somos.
Pero es bueno detenerse y evaluar si está
cayendo nada más y nada menos que en el efecto
espejo, que es ver en el otro lo que es usted y no aceptarlo.
Antes de criticar al otro, pregúntese si eso
que está diciendo es lo que tanto teme en usted. Es hora de decir con el
corazón en la mano: Espejito, espejito.
A ver, estas preguntas, respondidas por el psicólogo
social Freddy Cristancho.:
¿Por qué algunas personas suelen trasladar sus propios errores a otros,
y no aceptarlos como propios?
Algunas personas caen dentro de un mecanismo de
defensa llamado proyección, que les permite ver en otras personas sus propios
defectos o virtudes y tienden a sentirse amenazados por inseguridad o baja
autoestima.
El ser humano siempre ha replicado
comportamientos dentro de su círculo social y por esta razón algunas personas
regidas por la caracterización de su personalidad tienden a criticar en los
demás lo que saben y reconocen como sus propios defectos.
De lo que se trata es de darnos cuenta que es
una caracterización muy constante en nuestra sociedad actual, para justificar los propios actos como un
supuesto acto de venganza o de presunta igualdad, cuando en realidad es la
falta de reconocimiento y aceptación entre el propio ser y los demás.
¿Por qué puede una persona convencerse de los
errores del otro cuando son los propios? ¿Este comportamiento es consciente o
inconsciente?
La primera crianza en la vida es la que se
produce en la familia; por eso cuando un niño comete un error debe ser
corregido por sus padres. Si es el caso se le debe castigar, pero no podemos
justificar los errores o fallas del niño en aspectos ajenos a él, puesto que
esto creará más adelante la posibilidad de que todo lo que él haga no sea su
culpa y que tiene derecho a fallar, pues los demás son los responsables.
Este comportamiento que a veces parece
inconsciente no lo es dentro de un cerebro sano, puesto que una de las
características del hombre es la de razonar y entender cuando falla y cuando
acierta, si sus esquemas sociales y humanos
están bien organizados en su mente y su pensamiento.
¿Le ha pasado con un compañero de trabajo?
Esa persona no trabaja en equipo, no es responsable,
no delega, entrega tarde, y a la hora de hacer el balance, es capaz de decir
ante su jefe que las fallas que se dan en el grupo son precisamente culpa de
los otros. No es capaz de admitir que él al igual que sus compañeros hace parte
de su dinámica de trabajo y que su descuido frena a los demás.
En este tipo de casos, la mejor actitud a tomar
como compañero es la del respeto, y con
ese mismo respeto decirle que quien tiene el problema o comparte el problema
con otros es él. “Si nos damos cuenta el perfil de estas personas se
caracteriza por su inseguridad y la falta de confianza hacia los demás”,
¿Alguna vez le ha pasado con su pareja?
“Es que solo vives celándome”, “es que no eres
capaz de sentarte un segundo a escucharme”, “es que solo te la pasas viendo en
mí eso que tú no haces por ti misma”.
Después de ser emitidas estas frases, usted se
detiene y se da cuenta que todo lo anterior es su pareja, alguien que vive
celándola, que poco escucha y que a cambio acude a los gritos, a los reclamos,
pero no a la reflexión. Tanto así que todo lo que él es, se lo traslada a
usted, como si fuera mérito propio.
Así que la pregunta a hacerse es: ¿cómo decirle a su pareja que solo se está
reflejando en usted y no está siendo consecuente con lo que dice?
El psicólogo social Freddy Hernando Cristancho
explica que “cada pareja pasa por diferentes etapas dentro de su proceso de
enamoramiento y sostenimiento de la relación, y que lo
importante es darse el tiempo para
conocerse bien y poder comprender el porqué de los comportamientos del
uno y el otro. Ese conocimiento de la pareja sumado al conocimiento previo nos
ayudará a entender y comprender si hemos caído dentro un mecanismo de defensa,
al no ser capaces de corregir o aceptar nuestros propios errores”.
Hecho el análisis, el paso a seguir es no
discutir por quién tiene la razón y quién no.
“Realmente la mayoría de personas no aceptan
que es por sus propios defectos que actúan de esa manera y se requiere de mucha
confianza para poder entrar en el campo de la autoculpabilidad. Se necesita
hablar mucho, intentar por todos los medios no confrontar y menos revivir
momentos del pasado, en estos casos los momentos del pasado son navajas que
abren heridas, puesto que son ventanas abiertas a una realidad del presente”,
agregó Cristancho.
El método más eficaz, según el profesional, es
lograr una gran confianza para abordar acertadamente el diálogo constructivo y
eficaz donde la pareja tenga la oportunidad de enriquecer la relación y
fortalecer la falta de seguridad en los dos.
Cómo no
culpar al otro paso a paso...
¿Cuál debe ser el proceso a elaborar para no
caer en ese señalamiento de los propios defectos en otros?
Estas son algunas reflexiones a llevar a cabo,
según explicó el profesional consultado, para que no termine señalando a los
demás de sus propios actos.
1.- El primer y quizás único camino es aprender a reconocerse a sí mismo. Muchas personas pasan su vida sin saber
siquiera quiénes son, de qué son capaces y qué sería de una vida donde ellos
fueran los verdaderos artistas y artífices de sus propia decisiones.
2.- Del autoconocimiento debe pasar a la aceptación. Aprenda a ver con otros ojos las situaciones de la
vida, a saber que nadie tendrá siempre la razón, pues cada persona vive en su
propio mundo, un mundo donde no hay personas perfectas pero sí personas y momentos
que le alegran la vida.
3.- Recuerde que la madurez no está relacionada con la edad de las
personas. La madurez radica en el momento en que aprende a entender el papel
que tiene en su vida, cuando es capaz de asumir las riendas de sus propios
actos y cuando es capaz de sembrar amor y cosechar un amor más grande en un
mundo de sueños cumplidos
No hay comentarios:
Publicar un comentario