miércoles, 22 de octubre de 2014

La Coacción Emocional



La coacción o  chantaje emocional es una condición de manipulación eficaz por parte de las personas afectivamente próximas que acoge el  perfil de una intimidación, directa o indirecta, mediante escarmientos de una forma si no hacemos lo que ese alguien quiere.
Al individuo que se vale de esta táctica de manipulación se conoce como embaucador o chantajista  emocional. Este embaucador,  conoce de  cuánto apreciamos la relación que mantenemos con él o ella. Nos conoce perfectamente y sabe cuáles son nuestros rasgos  frágiles. Frecuentemente está docto de nuestros recónditos secretos. El estafador emocional conocer que queremos su amor y su asentimiento, nos intimida con despojarnos de alguna manera y hasta nos sentir que su compañía es el gran premio.
El embaucador tiene una inmensa destreza para disimular la influencia que está ejerciendo sobre nosotros, y asiduamente, es tan poderosa esa forma de disimular la presión que hace que la recibimos de forma tal que hace que nos disputemos el  conocimiento  de lo que está ocurriendo en realidad.

Igualmente, existe  gran diferencia entre lo que el timador está haciendo, y la forma afectiva y amorosa con la que ejecuta esas acciones frente a nosotros. Por eso es que constantemente nos sentimos ambiguos, perdidos  e irritados, debido a que en el fondo creemos  vivir incongruencias pero  al no lo poderlo aseverar  pensamos que vivimos errados.

Respecto a esta temática, es importante la opinión Edu López, Coach Personal, “Las personas que recurren al chantaje emocional no son conscientes de lo que hacen y no realizan un plan para pensar cómo hacer para destruir a sus víctimas. Por el contrario, son personas que utilizan ese comportamiento inconsciente para obtener una sensación de seguridad y control. Por más serenos, seguros y aplomados que parezcan por fuera, operan siempre a partir de un alto grado de temor e inseguridad”.
Y lo más avasallante de su proceder, radica en que  cuando ellos dan una indicación y contestamos, rápidamente se sienten seguros y vigorosos, así sea de forma efímera y ficticia. La coacción emocional es un elemento que para el chantajista se convierte en un arma de defensa contra el dolor y la inseguridad.
“El precio que pagamos cuando nosotros cedemos al chantaje emocional es enorme. Las palabras, comentarios, acciones y actitudes del chantajista nos hacen sentir desequilibrados, avergonzados y culpables. Sabemos en el fondo, que las cosas así no funcionan bien, que tenemos que modificar la situación y, reiteradamente, nos prometemos que lo haremos, sólo para encontrarnos, una y otra vez, burlados y manipulados y lo que ocurre es que hemos vuelto a caer de nuevo en una trampa”, afirma López


Intentamos a vacilar sobre nuestra capacidad de firmeza ante  el juramento que nos hacemos de encarar la situación, y disipamos la seguridad en nuestro poder. La  autoestima se va menoscabando junto con nuestra moralidad, perdemos la bitácora interior que nos permite establecer cuáles habrían de ser nuestros valores y conductas en situaciones puntuales. Cuando coexistimos con el embaucador, la coacción emocional nos desgasta y se difunde hasta estropear en profundamente la relación con esa persona y también nuestra propia relación. El timador procede, mayormente  con compasión y afecto,  esporádicamente apela al chantaje en sí.  Lo que hace que muy arduo visualizar  una representación coercitiva en una relación, esto se debe además, a que cuando alguien nos está intimidando, forma una deformación, lo que no es más que una táctica del débil frente al fuerte: El embaucador forja a que te veas y  sientas más pequeño, insignificante e inseguro, aunque  en realidad es todo lo contrario: él te ve y te siente más fuerte que el mismo, es la persona que mejor te ve. El embaucador se siente inseguro ya que está convencido de que tú estás por encima de cómo él se está viendo a sí mismo.
Te explico, a propósito de  igualar esa inseguridad te ultraja a su altura mediante el chantaje emocional, solo representa  un componente inconsciente de conducirse, pues en realidad no conoce otro modo de gemir su dolor e inseguridad. Es propicio, después de todo este paseo, a que aprendas a diferenciar al embaucador  emocional y al que no lo es:
– Nunca te dirá  verdaderamente  que lo que  quiere, regularmente, es aplicar su propio carácter por inseguridad.
– Su tema hacia ti es la dominación.
– Desconocerá, totalmente, tus reproches de lo que sea.
– Reclamará respecto a que  sus motivos son superiores, mejore e importantes a los tuyos.
     Evadirá la parte de responsabilidad que le corresponde en el conflicto surgido entre ambos, no asume.


Cuando alguien, sinceramente, quiere solucionar el trance surgido serena e imparcialmente, hace esto:
– Dialogará con claridad y  objetivamente sobre el problema o situación existente.
           – Indagará sobre cuáles son tus sentimientos y desasosiegos.
– Descubrirá el por qué de tú resistencia a sus aspiraciones de ejecutar sus deseos y voluntad.
– Reconocerá su parte de responsabilidad en el apremio y tomará medidas correctoras de ser preciso.
– Por muy irritada que esté esa persona no te lastimará, ni querrá manejarte emocionalmente.
Al observar, o siquiera sentir,  que otros intentan aplicar su voluntad, independientemente del precio que represente para ti, no vaciles de que te hallas frente al proceder básico de un chantajista emocional.
Está pendiente de situaciones que levanten sospecha respecto a estar desencadenándose u ocurriendo el chantaje emocional, te recomiendo que te  formules esta pregunta:
¿Cuánta flexibilidad estoy teniendo y aceptando en esta relación?
Cuando la coacción o chantaje emocional empiece a mostrarse, sentirás un significativo cambio de  ambiente, pues,  emerge una evidente insensibilidad y frialdad por parte del chantajista emocional, y perderás gran parte de la maleabilidad que te cede esquivar con imperturbabilidad y seguridad las dificultades que surgen en cualquier relación.
Maleabilidad que si existe, es muy factible tomarla como algo original y sustraerle importancia, pero bajo una coacción emocional el ambiente de incomodidad tiende a persistir y las circunstancias no se corrigen.


Todo esto, no es más que es una señal de alarma ante una manipulación emocional. Al respecto, López afirma que, “si somos personas que necesitamos de la aprobación y de aceptación de los demás entonces conservar el amor del chantajista emocional depende cada vez más de hacer lo que él quiere y eso es lo más parecido a una prisión emocional”.
¿Qué te parece si examinas tu vida y la higienizas de coerciones emocionales? Quiero que sepas que modificará y mucho. Me encantaría que me lo detallases en un comentario, porque realmente los examino, uno a uno.


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