domingo, 10 de noviembre de 2013

CRECER ES APRENDER, PERO COMO DUELE…

Analizar-Te
La clave el éxito en cualquier área de la vida está en poder analizar frecuentemente y con certeza la diferencia entre donde se está y donde se quiere llegar, y así poder evaluar las posibilidades y rutas existentes para alcanzar la meta que nos hemos propuesto. No es susceptible a variación, si no hay capacidad de análisis, es muy complicado saber si las decisiones que estamos tomando son las correctas.
Los patrones o guías para estos análisis son muy personales y los llamamos sistema de valoración. Así, si en nuestro sistema de valores primero está la diversión al trabajo, seguramente que nuestra meta de ser financieramente independientes está fuera de orden o si por ejemplo valoramos más el trabajo que nuestra salud, el deseo de un cuerpo esbelto queda también como un sueño más que como una meta. Otra guía muy exacta es nuestro propio cuerpo que se manifiesta conforme o inconforme según la decisión nos afecte positiva o negativamente, muchas veces somos poco atentos a esta herramienta y nos dejamos llevar más por los impulsos y emociones que suelen meternos en aprietos.
Ser cónsonos entre lo que se piensa, dice y actúa, es vital para el logro, además nos conecta directamente con Dios, quien emplea la intuición para orientar nuestro andar. Pero más que analizar, se trata de ver con atención, mirar y comprender lo que ocurre desde una perspectiva más amplia donde el juicio no tiene cabida y las emociones quedan de lado entendiendo que:
Mirar el mundo desde la perspectiva de quien solo ve y no participa, te permite entender que existen infinidad de posibilidades para solucionar la situación.
El análisis mental da cabida a juicios que derivan en emociones negativas debido al pensamiento binario de “Lo bueno y Lo malo”.
Mirar las situaciones desde el corazón, nos abre el panorama de posibilidades en lugar del ambiente binario de la mente.
El análisis no es de la situación, se trata más bien de analizarnos a nosotros mismos con respecto de donde estamos y hacia donde nos dirigimos, como sentimos con las decisiones que tomamos y vernos, no desde la víctima o protagonista, sino desde el espectador, solo así podremos ver la mejor opción para salir adelante.

Educar emociones.
El primer paso en este proceso de educación es, Controlar los pensamientos.
Los egos se parecen mucho a los niños traviesos. De hecho todos se forman durante nuestra etapa de desarrollo y es por esta razón que algunos aparentan ser más adultos que otros, pero no es así.
Cuando se comportan de manera inarmónica nos ocasionan problemas al hacernos actuar de manera incoherente a través de nuestras reacciones. Evitan que pensemos poniendo en acción todo el sistema mental-espiritual que da lugar a las reacciones físicas, palabras; gestos; dolores; impulsos; etc… Es en este preciso momento, cuando comenzamos a tener reacciones físicas, en que podemos actuar mirando la emoción para revelar cual ego esta reaccionando, al observarlo y verse descubierto, el ego por el poder de nuestra atención, se tranquiliza y es cuando podemos actuar en conexión con nuestra alma.
Similar a un chico travieso cuando es pillado con las manos en la masa, el ego pierde fuerza al no requerir más atención, pues ya la tiene. Para esto hay que estar muy atent@s a lo que ocurre en nuestro interior.
¿Qué parte de nuestro cuerpo físico es la que refleja la emoción? Esto puede indicarnos con más exactitud que emoción es.
¿Exactamente cuál es la emoción que se manifiesta? Rabia-Tristeza-Miedo, tienden a confundirse, muchas veces un episodio de rabia puede ser generado más por miedo que otra emoción.
¿Cuáles pensamientos tenemos en nuestra mente al momento de generarse la emoción o durante el proceso? Estos son el origen de nuestras reacciones, vale la pena cuidarlos.
El origen de las emociones está en los pensamientos que generamos como consecuencia de los estímulos del entorno y como valoramos de cada uno de ellos según nuestros hábitos. Cuidar nuestra mente es el primer paso para educar a los egos y nuestras emociones.
Superación.
 Cada obstáculo del camino, cada situación que se aparece en nuestras vidas como un conflicto, es sin lugar a dudas una oportunidad. Que es muy complicado de ver y comprender, si y eso es indiscutible, si y solo sí lo vemos desde la perspectiva emocional, desde el dolor o la tristeza que esta nos ocasiona. Al  salir de la emocionalidad es cuando podemos apreciar el amplio panorama de beneficios y oportunidades que esperan por nosotros, también podemos apreciar nuestro comportamiento y ver nuestros “errores”.
Dice el refranero popular que “El tiempo todo lo cura” y es así, pues con el tiempo, la emocionalidad causada por el evento va perdiendo fuerza, dando paso a la comprensión. Con el tiempo avanzando constantemente podemos ver también el desarrollo de las acciones que llevamos a cabo y de cómo nos levantamos ante la adversidad, crecemos y aprendemos (¿?). Al pasar de los días, las rabias, tristezas, el dolor y cualquier otra emoción, incluso la alegría, quedan archivadas en nuestra memoria donde podemos pasar a revisarlas de vez en cuando.
Sabemos que hemos superado un evento, cuando la emoción que se generó ese día no nos afecta, al menos no con la misma intensidad y esto es posible solo cuando dejamos de alimentarla. La depresión, el rencor, falta de actividad y el miedo son las principales causas de que nos  mantengamos aferrados al evento, como si esto fuese a ser solucionado por alguna fuerza externa.
Superar los eventos requiere valentía y coraje para poder vernos como somos en realidad en lugar de como nos estamos sintiendo.
Todos podemos superar las dificultades, siempre. De esto no cabe la menor duda.
Las emociones son fuertes en la medida en que las alimentamos y mantenemos presente en nuestros corazones ocupando el espacio del alma. Identifícalas y alimenta las emociones de amor hacia ti en lugar de las tristezas y las rabias.
Ciertamente el tiempo lo cura todo, pero ¿Por qué no curarlo desde el principio con la voluntad de avanzar? Si miramos la emoción, la identificamos y le damos espacio para fluir, superar el percance será mucho más rápido y sencillo.

El compromiso.
Esta palabra muchas veces genera un temor imperceptible que hace mella en cualquier tipo de relación ya que implica el cumplimiento de los deberes inherentes al mantenimiento de la misma. Pero ¿Que ocurre cuando la relación que debemos mantener es con nosotros mismos? Es aquí cuando comenzamos a ser flexibles más allá de lo que es realmente bueno para cada uno y empiezan a aparecer fallas en algunas de las áreas en las que nos desenvolvemos.
Entre las más afectadas están la salud, las relaciones personales y por último las laborales. En todas olvidamos el amor por nosotros mismos y por lo que hacemos transformándolo en monotonía. Es importante destacar que estas fallas muchas veces son inconscientes y llegan como consecuencia de no estar atentos a nosotros mismos cayendo en la trampa del ego que nos hace perseguir señuelos en lugar de sueños.
El compromiso personal es relevante en la medida que comencemos a entender que sin este la vida es complicada, cambiamos la alegría por el sacrificio olvidando que los esfuerzos también pueden ser divertidos, apartamos la pasión, envolviéndonos en el día a día y dejándonos atrapar por la comodidad de lo que hemos aprendido. El ego se encarga de crear ilusiones que nos mantienen atrapados en el sufrimiento, así,
El victimismo nos hace caer en el auto-castigo, lesionando nuestro cuerpo con mala alimentación, la que nos lleva ganar peso y todos los problemas de salud física y emocional que esto conlleva.
El miedo a avanzar o simplemente cambiar hace que descuidemos el foco entre pensamiento, palabras y acciones llevándonos mantener relaciones que no están de acuerdo con nuestro crecimiento.
 Afectamos nuestras finanzas al limitarnos a mantener trabajos que apenas nos pagan para vivir, por tener miedo a los emprendimientos.
Cualquier herramienta es válida para nuestros egos mientras nos mantenga en la ilusión de la mente, pues de eso se alimentan, del desaliento y las emociones de frustración. Nos corresponde hacer compromisos personales con nosotros para poder mantener el brillo en los ojos y acceder a las maravillas que Dios tiene para nosotros.

Círculos viciosos / virtuosos.
Nuestras emociones nos hacen entrar en círculos planos que nos mantienen esclavos del sufrimiento.
Cuando aparecen situaciones que significan un gran conflicto en nuestras vidas, sentimos que el mundo se detiene y literalmente no es posible hacer nada. La muerte de alguien cercano, una separación traumática, la partida de un ser querido a otras tierras, suelen ser eventos que disparan en nuestro interior emociones muy fuertes que, de no ser canalizadas positivamente, nos arrastran a un abismo de sufrimiento del cual difícilmente podemos salir sin el apoyo de otros.

Si las emociones nos sobrepasan, entonces creamos con ellas jaulas de paredes invisibles que no nos permiten ver que el mundo sigue girando. Chocamos constantemente con el miedo, la tristeza, el odio y el rencor que generados por el “sentimiento de pérdida”. En verdad no hemos perdido nada, básicamente porque nada nos pertenece más que nuestro propio cuerpo y  aun así, este no es más que un recinto temporal que utilizamos para atravesar este plano de vida.
Es muy fácil mantenerse dentro de estas jaulas emocionales, caemos en círculos viciosos en los que reclamamos constantemente a las personas involucradas, incluso el mismo Dios termina siendo el mayor culpable de lo que sucedió y tal vez sea cierto, pero la responsabilidad de salir del vicio del sufrimiento y entrar en la dinámica de un círculo virtuoso es nuestra responsabilidad. Como siempre es muy complicado darse cuenta, no porque lo sea en realidad, sino porque nos negamos a ver la salida sencilla. Sabe lo siguiente.
El dolor durará mientras le des cabida en tu corazón.
En la medida que te alejas de Dios, el dolor no solo será más intenso, sino que se hará más duro de sacar impidiendo que salgas del círculo vicioso del sufrimiento.
Buscar consuelo y apoyo en otras personas es una excelente herramienta, si y solo si, estas personas no se involucran aliándose con alguna de las partes en conflicto.
A veces el conflicto más que con otros, es con nosotros mismos. Corresponde aceptarse y amarse para poder crear el círculo virtuoso que te sacará del sufrimiento.
Las emociones se cran a partir de la ilusión creada por la mente y el ego. Aprende a identificarlas y podrás avanzar más rápidamente.
Ayuda.
Asistir a los demás es una tarea natural del ser humano, sentir compasión y acercarse al prójimo para ayudarle a resolver una situación es algo que vemos a diario, incluso en las ciudades más convulsionadas del planeta. La ayuda siempre está para quien la requiera, aun cuando no sepa que la necesita, simplemente está ahí para ser aprovechada.
A quien más solemos pedir ayuda es al mismo Dios, ese ser mayormente indescriptible que nos apoya de maneras insospechadas y que se vale de otras personas para hacer su labor, crea situaciones para que cada uno tropiece oportunamente con los recursos necesarios de manera que logremos superar el obstáculo. Quienes no creen en este ser, hablan de coincidencias o casualidades, para los más fervorosos, la mano de Dios está en todo, incluso en las situaciones más adversas como una prueba o lección de vida.
A pesar de estar siempre disponible, la ayuda se hace difícil de encontrar, particularmente para aquellos que no quieren verla o simplemente esperan recibirla de la manera en que ellos la desean. Los egos se empeñan en poner ideas en nuestra mente sobre cómo debemos ser ayudados y en lugar de estar abiertos a recibir el auxilio, simplemente esperamos a que llegue lo que nosotros queremos, sin que esto sea lo que necesitemos en ese momento.
Reconocer que necesitamos ayuda es quizás el acto más complicado de hacer. Solo observa tu situación y compárala con lo que deseas, esto te puede dar una pista de la cantidad que necesitas.
Cuando recibimos lo que “no queremos” es el momento de revisar lo que realmente necesitamos.
Cuando reconocemos que necesitamos ayuda, esta de manera muy misteriosa, aparece como si hubiese estado esperando siempre por nosotros. Parecieran cosas de Dios.
Si sientes que la ayuda no aparece, haz alguna de estas cosas, 1.- Pídela y si no aparece, 2.- Vuélvela a pedir. Nunca ceses en tu petición, más temprano que tarde llegará.Y tu ¿Necesitas ayuda?

Condición perfecta I
Parte de procrastinar consiste en tener excusas para no hacer, para dejar de avanzar y una de la más empleada es “Es que yo soy así”, asumimos que nuestra personalidad es el verdadero SER y resulta que nuestra personalidad está conformada por muchas facetas que ocultan nuestra realidad.
La personalidad, lo que creemos que somos, son solo representaciones que nos han funcionado para protegernos del medio en el que nos desenvolvemos. Así evitamos burlas; abusos; desilusiones y cualquier otra acción externa que sentimos nos lastimará. Es solo cuando entendemos que nada nos puede lastimar, cuando nos hacemos fuertes y sabemos que nos hemos ido ocultando tras máscaras variadas que impedían que nuestra luz brillara alrededor.
Si de ser mejores personas se trata, decir “Es que yo soy así” termina siendo una excusa y cabe destacar que una muy buena. Es muy buena, porque es verdad mientras así lo creamos. Nuestra mente hará lo posible por mantenernos ocupados repitiendo patrones aprendidos y siendo de esa manera limitada que nos impide SER. Mientras creamos que somos de una manera determinada, jamás generaremos la condición perfecta para avanzar al siguiente  nivel, ser mejores personas y generar la conexión con Dios. Observa lo siguiente:
Presta atención y date cuenta de que todas las excusas comienzan de la misma manera “Es que…” por el sufijo que quieras, al final todas terminan siendo una excusa.
Todas las excusas para dejar de hacer, pueden transformarse en buenas razones para hacer.
Reconoces a las excusas porque son tan débiles que requieren explicaciones, siempre generan argumentos para dejar de hacer.
Vienen disfrazadas de varias maneras, Refranes; Tradiciones de casa; Sabiduría popular. Amén de que algunas pude que hayan sido ciertas en algún momento, la mayoría nos limitan, casi siempre sin que nos demos cuenta.
Nuestra manera de ser nos ha traído hasta donde estamos, pero eso no quiere decir que hayamos llegado a nuestra mejor versión. Hoy más que nunca es imperativo seguir mejorando, nuestro proceso evolutivo nos lleva de la mano para dejar de ser y comenzar a SER seres humanos diferentes. Obsérvate y aprecia como tu personalidad está afectando tu entorno y tu desempeño, puede que te den ganas de cambiar.
Condición perfecta II
Cavilando de un lado a otro en la habitación, el discípulo se hacía la pregunta sin respuesta que botaba en su cabeza desde hacía ya varias semanas. El ciclo lunar estaba por concluir y aún no terminaba la tarea. Había impreso mucha energía en el arranque pero ahora estaba detenido, estancado, sintiéndose sin recursos, incluso con pocas alternativas para proseguir. Casi al ocaso del día, llego el maestro con agua caliente para el té. Solo observó y comentó – Tu angustia es causada por la incertidumbre. Le invitó a sentarse y le sirvió una taza de Té – Espero sea de tu gusto lo he preparado especialmente para ti. Luego de un rato en silencio, el discípulo preguntó al maestro – ¿Cómo puedo hacer para concluir esta tarea, no sé por dónde comenzar. A lo que el maestro respondió – Por el principio.
Muchas veces esperando contar con las condiciones perfectas para iniciar un proyecto, vamos postergando su ejecución, no importa cuán sencilla sea la tarea, esta se aplaza indefinidamente en la espera del momento perfecto, de las condiciones ideales, que nos permitan según nuestro pensamiento alcanzar el éxito. Aplazamos más por miedo a fallar que por la espera verdadera del logro.
Ya entrada la noche y habiendo permanecido en silencio largo rato meditando sobre las últimas palabras del maestro, el discípulo alcanzó a decir – Entonces ¿no hay nada que temer maestro? A lo que el maestro amorosamente respondió. – Si, debes temer al miedo mismo, al temor que te embarga cada vez que piensas en fracasar. Al ocaso siguiente el discípulo, apesadumbrado y lleno de tristeza se acercó al maestro – No he podido concluir maestro, le he fallado y ahora ¿qué puedo hacer? – Comenzar desde el principio. Asintió el maestro con una sonrisa.
Lo más importante y repetido en mucha literatura, incluso a estas alturas de tu vida ya lo habrás experimentado.
Toda acción te lleva a la posibilidad de crear o de aprender, nunca a fallar.
Si creas algo, recuerda evaluar si diste lo mejor de ti para lograrlo. De no haber sido lo máximo, recuerda lo que aprendiste.
Si no logras crear algo, es decir, si “fallas”, recuerda lo que aprendiste.
Vence la inercia y avanza.
Si cambias el enfoque, los resultados negativos cambian y se transforman en lecciones.
Estár atento a ti mismo es la unica manera de poder hallar la Conexión Permanente
El camino de la vida está lleno de bifurcaciones que nos mantienen permanentemente tomando decisiones sobre cual camino seguir, continuar en un trabajo en el que no me siento pleno o dejarlo y aventurarme en la búsqueda de uno nuevo o mejor, iniciar un emprendimiento de algo que me apasiona; Enfrentar la realidad con mi pareja de que ya no es lo mismo y asumir una posible separación o continuar por costumbre complaciendo una realidad con la cual ya no estoy en sintonía; Saber si estamos listos para ser padres y comenzar la aventura o esperar un año más a que las condiciones del entorno mejoren. Situaciones como estas se presentan a diario.
Si hay algo cierto con relación a estas decisiones es que nunca se está cien por ciento listo para iniciar el nuevo camino que decidimos emprender. Para ser padres; iniciar un negocio; iniciar o terminar una relación, siempre va a haber algo que nos falta por aprender y es precisamente ese detalle, el que nos genera temor, del cual nos aferramos para dejar de hacer y lo convertimos en la excusa perfecta.
Hay muchos símiles a nuestro alrededor que simbolizan perfectamente estos cambios inevitables que nos llevan a tomar decisiones, uno por el que la mayoría ha atravesado es el pasar de educación primaria a secundaria o bachillerato. Quien haya vivido ese momento, sabe que no hay manera de quedarse en sexto grado así no te sientas plenamente listo para enfrentar esa nueva realidad. Si estas en alguna disyuntiva respecto a alguna decisión, considera esto:

Los seres humanos generamos y tenemos cambios a diario. Millones de células mueren y son reemplazadas en nuestro cuerpo cada día. Eso es cambio.
Con el tiempo nos sentimos cómodos en una situación y pensamos que no hace falta cambiar. Está atento, las áreas de confort son muy peligrosas.
Los problemas aparecen cuando nos resistimos a los cambios que nos plantea la vida, Mira el cambio, observa la situación y cómo te sientes. Si te da miedo muy probablemente es algo que tengas que hacer, incluso dejar de ser “cómo crees que eres”
El cambio siempre es inevitable y si no lo asumimos desde la consciencia, entonces la vida tomará la decisión por nosotros y esto puede ser más doloroso. Disponte a ser guiado por Dios en tu corazón está el camino correcto, permanece disponible una parte de tu tiempo para ti ( a solas ) allí encontraras las respuesta por el camino que debes conducirte , la vida es hermosa y fluida y quiere que tu estés al compás de ella

Ojos que no ven.
Toda la información que percibimos entra por nuestros sentidos y La mayor parte de esta o al menos a la que le damos mayor importancia es a la que entra por nuestros ojos y oídos. Solemos recordar sonidos e imágenes más que olores y sensaciones. Pero ¿Que si nuestros ojos no perciben la verdad, que sucedería si un día te encuentras con que tus ojos te han estado engañando? Sería, además de una gran sorpresa, algo que nos generaría muchas dudas y quien sabe, hasta resentimiento hacia el engaño del que hemos sido víctimas.
En algún libro, le comentó el zorro a El Principito, líneas antes de su partida. “Lo esencial es invisible a los ojos” en alusión a que lo que miramos no siempre es lo verdaderamente importante o verdadero. Nuestra mente coloca filtros que llamamos creencias, valores, principios. Ilusiones todas que enmascaran la verdad de los hechos envolviéndonos en la fantasía de la razón.

Basta un instante, ese preciso momento en el que estamos listos para que los cristales que filtran la información caigan y ante nosotros se eleve la verdad, una que, dependiendo de nuestra terquedad, nos aparece repentinamente haciéndonos tropezar en nuestro propio engaño. Es precisamente en ese momento de claridad cuando salimos de la razón y donde pueden ocurrir dos cosas.
Entramos en negación respecto a la nueva realidad, tratando de permanecer en el statu quo, tropezando nuevamente con la misma piedra y repitiendo historias.
Caemos en un estado de profunda reflexión que nos lleva a crecer, a hacernos grandes y tomar el control de las situaciones.
Bien sea que nos sintamos una u otra, vale la pena evaluarnos y entender que si algo nos a dado de frente, algo como la verdad de las cosas, esa que no éramos capaces de ver, es porque ya estamos listos para avanzar.
La verdad siempre nos va a sorprender, especialmente cuando andamos distraídos buscando respuestas fuera de nosotros mismos.
Esta verdad es algo que siempre estuvo cerca de nosotros.
Resistirnos provocará dolor y sufrimiento de maneras insospechadas y casi siempre imperceptibles, haciéndonos caer en áreas de comodidad.
No hay culpables, Dios solo dispone del escenario para que hagamos lo mejor posible. Si no avanzamos él buscará la manera de empujarnos hacia adelante.
Pasado – Presente – Futuro.
El tiempo tal y como lo concebimos en nuestra realidad actual nos está jugando una treta muy extraña, una en la que y según los científico, hoy día una jornada no tiene 24 horas sino 16 y las semanas no tienes 7 días sino 4. Es en este punto cuando tu expresión hace. AH? después dices, aahhh.. Con razón, y luego esta expresión se transforma en una que dice Naaa, Eso es imposible.  Pero ¿Qué tal si no solo es posible, sino que es real? Esto nos colocaría en la posición de tener que hacer cambios acelerados en nuestro sistema de vida. Cambios que son complicados de afrontar, no por difíciles, sino debido a nuestros egos.

Ayer comentábamos en Tiempos de cambio, sobre algunos de los síntomas que está generando esta nueva etapa del proceso evolutivo de la humanidad y con todo respeto, no importa si lo crees o no, esto ocurre a cada instante, estés o no consciente de ello. ¿Si siempre ocurre, como es que no te habías dado cuenta antes? La respuesta es que ha habido cambios a nivel del planeta, el sistema solar y la galaxia que han impulsado la aceleración de estos procesos. Algunos pudieran decir que están bien y que no sienten los cambios, algo muy valedero, pero con temporalidad incierta, a la larga si no has cuidado tu salud, el aumento de la vibración planetaria te afectará tarde o temprano. Por consiguiente:

El único tiempo que tiene vigencia es el aquí y el ahora, ya mismo, YA. Los otros dos tiempos como no existen, no son importantes.
Casi todos nos estamos transformando en mejores y renovados seres humanos, ¿Da miedo? Seguro y la mejor manera de evitarlo es siendo más conscientes.
La consciencia se adquiere aprendiendo nociones básicas de la vida, una de ellas y la más efectiva de todas. Respirar.
Sabe que el mundo de la emociones está en sus últimas, tal vez es por esta razón que vemos tanto drama. Piénsalo, ¿Cómo sería tu vida si terminas con las telenovelas mentales?
Ha llegado el tiempo de crecer en Fe y conocimiento del SER. Toca encontrar un grupo que se ajuste a tu sistema de creencias.
Vive, aprende y crece para ser un mejor SER Humano.
Satisfacción.
Pareciera que hallar la verdadera satisfacción es una tarea sumamente compleja, ya que complacernos se convierte en satisfacer las ambiciones impulsadas por los egos que expresan emociones de manera descontrolada e inarmónica, haciendo que para nosotros nunca sea suficiente.
Siempre deseamos recibir, sentimos y pensamos que merecemos tener todo y esto no es casualidad, pues todo lo tenemos. El “problema” se presenta cuando no nos gusta lo que nos han dado, sin pensar en que tal vez hemos recibido, no solo lo que queríamos sino también lo que necesitamos. Es entonces cuando iniciamos los reclamos a Dios, Que si es muy alto o muy oscuro; que porque es este y no aquel; si hubiera recibido tanto el lugar de cuanto, etc… Nunca es suficiente. En descargo a todo esto, si no fuera por este empeño de los egos, tal vez una persona cualquiera como tú o quizás, T.A. Edison, no hubiese registrado sus más de 2.300 patentes y no estuviésemos disfrutando, las maravillas descubiertas e inventadas el siglo pasado. Pero ¿Cómo estos egos son diferentes de los de la mayoría de las personas? No lo son.

Difícilmente conoceremos las motivaciones de estos creadores, pero en definitiva, su enfoque no solo era en ser los mejores, sino también el de generar bienestar para muchos. Seguramente el espíritu de competencia, ese que nos impulsa a superar a otros, estuvo presente apoyándoles en momentos de flaqueza, pero lo que prevalecía era el mejorar la vida de sus comunidades y al hacerlo, se convirtieron en referentes de éxito. Reconoce lo siguiente ¿Cómo estás hoy con tu situación, satisfecho?

La verdadera satisfacción aparece solo cuando tenemos claridad en lo que deseamos alcanzar.
La búsqueda interminable y desordenada de la satisfacción, en cualquier ámbito de nuestras vidas, puede ser calificada de ansiedad y esta proviene del ego.
La ansiedad por el resultado se genera cuando queremos controlar la situación queriendo que sea más como nosotros queremos que cómo Dios quiere. Al final él siempre va a respetar el libre albedrío.
Sabrás que se trata del ego y no de la inspiración de la divinidad, cuando los “fracasos” en la obtención de tus resultados te generan frustración y rabia en lugar de aprendizaje y avance. Observa bien tus emociones con relación a eso que quieres y encontrarás un camino hacia el crecimiento.

Acción u omisión.
Uno de los miedos más grandes en la mayoría de los seres humanos, es el del miedo al fracaso, a fallar en nuestros intentos y quedar “mal” frente a los demás. Esto al igual que todos los miedos es una ilusión, incluso el que sentimos por la muerte que para sorpresa de muchos no es el más popular entre la humanidad.
Existe una oración en el catolicismo llamada, “Acto de constricción” la cual se usa para pedir perdón por los pecados y en ella, el practicante confiesa haber cometido pecados de “…pensamiento, palabra obra y omisión…” Pecar en si, tal y como es concebido y enseñado en la religión puede que no signifique mucho para quien lea estas líneas, pero ciertamente afecta nuestras vidas de maneras poco favorables.
Si bien hacer cosas fuera de las normas se considera una falta, también está el no hacer las que sí están escritas o en su defecto, acordadas. La omisión, que también es una manera de actuar que nos lleva a pecar al dejar de hacer lo que es menester hacer, es peor cuando es por miedo a… Que se forme un problema entre las partes; a quedar mal con los involucrados; a lesionar o causar daño a alguien, etc…
Sin importar lo que sea eso que haya que hacer nunca podremos satisfacer a todos y siempre habrá alguien, como es natural pues todos tenemos maneras de pensar y sistemas de creencias diferentes, que piense que lo que hacemos no es correcto y el hacerlo dependerá en este caso, del tamaño del compromiso personal que tengamos por lo que hacemos y el amor que sintamos por ello. Si tienes miedo de hacer algo, recuerda:
La inacción por miedo, normalmente causa demoras en nuestro desarrollo como personas al evitar que sucedan eventos que nos favorecen.
Nunca todos estarán contentos, pues cada quien piensa de manera personal y casi siempre en el beneficio individual. Si tu acción beneficia a muchos, no vaciles, actúa.
Hay muchas maneras de aprender, pero la mejor de todas es, haciendo.
Los errores son parte del proceso y en la medida que más practiquemos, menos habrán, así que, una vez más, actúa.
Sin importar el resultado, actuar genera aprendizaje, no hacerlo siempre deja dudas y las dudas son una carga muy pesada.
La omisión también puede ser una acción, solo que hay que ser consciente de ella para que cuente como tal.

Sobre entendido.
Suponer es algo que todos hacemos en mayor o menor medida, solemos dar por entendido que nuestros interlocutores han comprendido exactamente lo que nosotros esperamos de ellos, así vemos padres instruyendo hijos de manera pobre, esperando, no solo que hagan lo que les pedimos, sino que lo hagan de la manera en como nosotros mismos lo haríamos. Jefes y subalternos, compañeros de trabajo, de equipo, etc…

Sobre entender que los demás saben lo mismo que nosotros solo porque comparten el mismo espacio, refiriéndonos con esto a cualquier área de la vida, nos da pie para que empleemos nuestro ego al momento de reclamar. Esto abre los espacios para las críticas y cuestionamientos sobre las capacidades y talentos de quienes nos acompañan. Lo contraproducente de sobreentender que alguien nos ha captado o conoce en esencia, es que nos perdemos la oportunidad de aprender, nuevas maneras, estilos, palabras, y el infinito espectro de sabiduría de nuestros semejantes.

Evitar todos estos inconvenientes, como siempre, depende de cada quien y es complicado en la medida que los egos intervienen de manera descontrolada disparando emociones alteradas, haciéndonos creer que somos los únicos capaces de saber qué y cómo hacer algo. Una vez más, es menester aclarar que el trabajo de los egos es el de mantenernos a salvo, a veces, hasta de nosotros mismos. Hay solo una manera de evitar los malos entendidos por suposiciones y es verificando la información. Sobre-entender o suponer que tenemos las respuestas nos aleja, como mencionamos anteriormente, de una realidad, la de que podemos aprender nuevas y mejores maneras de hacer eso que tanto queremos o deseamos. Esto de suponer se mueve en varios niveles.

Preocupémonos por entender en lugar de que nos entiendan, esto nos da una mejor perspectiva de la situación y los motivos que la impulsan.
Evita el juicio, esto nos coloca de iguales con nuestros compañeros de actividad. Ni mejores ni peores, iguales.
Sabe que no estás en posibilidades de conocerlo todo, así abres espacio para el aprendizaje.
 Hay un par de virtudes a practicar en este punto. Paciencia y Confianza. Ambas nos dan la oportunidad de permitir que los demás aprendan también en el proceso.
Darnos la oportunidad de conectarnos con los demás, nos da la oportunidad de ayudar al prójimo y conectarnos, a través del servicio, con Dios.

Problemas.
Muchas de nuestras angustias diarias se generan por el miedo de no saber. La incertidumbre nos causa un pequeño caos en el que desconocemos por completo cuándo y cómo sucederá lo que esperamos que ocurra. Tomamos un curso de acción esperando obtener un resultado que es completamente incierto. Nos llenamos de esperanzas o de negaciones para luego, en contadas ocasiones, llevarnos la sorpresa de que, para “bien o para mal”, las cosas salieron de manera totalmente contraria a como las planeamos.
Evitar los miedos no es una tarea que deba ser hecha, todo lo contrario, los miedos hay que vivirlos a plenitud, pues de ellos aprendemos y cuando los superamos, somos más grandes que antes de hacerlo. Pero por más que se diga, siempre habrá miedo a tomar un curso de acción en lugar de otro, esto es inevitable e incontrolable. De cualquier manera, es menester que tengamos claridad sobre una palabra, “Problemas”, pues es a esto a lo que más le tememos ya que estos generan emociones incómodas e inarmónicas para con nosotros mismos. Es por ello que si entendemos que:
El “problema” fue creado por tus egos para mostrarte algo de ti mism@ y para salir de allí solo tienes que darte cuenta de ello.
El “problema” no es la situación en sí, de hecho, es solo una manera de ver una lección para aprobar una materia. Emocionalidad, Pensamiento, Control, etc…
El “problema” es solo uno de los muchos que se te presentarán durante tu tiempo de estudio (llamado vida). Si, nunca terminan
El “problema” no es tal, es solo una situación con la cual debes aprender algo de ti mism@. No le des más larga, estúdialo, presenta el examen y pasa a la siguiente materia.
Será mucho más sencillo superar el miedo que nos causa algún desenlace que pudiéramos percibir como conflictivo. Al final, tarde o temprano los problemas se suscitarán y serán superados, así que no demores más tu progreso, deja que ocurran las situaciones que te harán crecer.
Nosotros hacemos la vida más difícil y complicada de lo que en realidad es… con nuestra resistencia a aceptar y afrontar de la mejor manera, los cambios, lo inesperado y la dificultad. Aprendamos a vivir el momento, poniendo nuestro mejor esfuerzo en convertirlo siempre en una oportunidad de crecer, aprender y compartir!!

"Para quererse uno mismo, fortalecer el amor propio y sentirse merecedor hay que trabajar en cuatro pilares básicos: autoconcepto (lo que pienso de mi), autoimagen (qué tanto me gusto), autorreforzamiento (qué tanto me doy gusto) y autoeficacia (si confío o no en mí). El amor empieza por casa. El primer amor para uno debe ser su propio "yo", no narcisismo, sino amor propio del bueno, sin egolatría. Sólo podrás amar si te quieres, uno da lo que piensa que vale. "Te quiero y me quiero" es mejor que amar ciegamente y entregarse sin reparos. Si crees que vales como persona, llegarás a la conclusión que todo amor debe ser recíproco." Walter Riso

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