miércoles, 13 de julio de 2016

¿POR QUÉ LAS CONSTELACIONES FAMILIARES?






Las Constelaciones Familiares son las conexiones que cada persona tiene con su familia en una o varias generaciones, así como con las personas que han sido afectivamente significativas. Se vinculan entre sí con amor y lealtad, lo que una generación deja sin resolver, será la siguiente generación la que inocente e inconscientemente trate de solventar, quedando atrapadas en temas o asuntos que no son en realidad su responsabilidad.
Existe una transmisión transgeneracional de los problemas familiares que crean una cadena de destinos trágicos, las injusticias cometidas dentro del sistema familiar, así como fuera del sistema (a través de la violencia política en todas sus modalidades), pueden inconscientemente afectar la vida de sus familias con enfermedades inexplicables, depresiones, suicidios, relaciones conflictivas, trastornos físicos y psíquicos, dificultad de encontrar pareja, comportamiento conflictivo con algún miembro del sistema familiar, etc. No obstante, el mismo amor que enfermó es el que tiene la sabiduría de la solución cuando se vuelve consciente; las lealtades invisibles emergen durante la configuración de la Constelación Familiar. Se busca a personas excluidas, olvidadas, difamadas, denigradas, las no honradas en el sistema, las tratadas con injusticia, las que se fueron para ceder su espacio a otras y las que sufrieron vidas particularmente difíciles. ¿Hasta dónde pueden llegar esas lealtades invisibles y de dónde parten? Es una incógnita que con frecuencia se aclara en la búsqueda de soluciones a través de las Constelaciones Familiares.
¿Para qué sirve esa técnica? Es necesario trabajar para las generaciones que vienen con el fin de prevenir el que las niñas y los niños tengan que padecer el rencor de los destinos dolorosos. Es importante hacer un esfuerzo a favor de la construcción de una cultura para la paz y formar con valores ciudadanos que resalten el amor, el respeto, la tolerancia, con equidad, igualdad y humildad. Los paradigmas que aportan las Constelaciones Familiares son una semilla más para la paz.


Bert Hellinger fue el creador de las Constelaciones Familiares, quien es reconocido por su enfoque fenomenológico menciona muchas influencias importantes en su vida y en su trabajo: sus padres cuya fe lo inmunizó contra la aceptación del nacional socialismo de Hitler; sus 16 años como sacerdote, particularmente como misionero con los zulúes; así como su participación en entrenamientos ecuménicos e interraciales de dinámicas de grupo dirigidos por la iglesia Anglicana. Después de dejar el sacerdocio estudió psicoanálisis, terapia gestalt y análisis transaccional. Fue en su entrenamiento posterior en terapia familiar donde halló las constelaciones familiares, lo cual le valió el reconocimiento como uno de los terapeutas claves del mundo psicoterapéutico actual, tanto en el ámbito germano parlante, como también en Europa y Estados Unidos. Ha trabajado con su novedoso enfoque con cientos de personas en Israel, Argentina, México, Chile, Venezuela, Japón, China, Rusia, USA, Alemania, Suecia, Austria, y otros.
No trata temas de personalidad, las constelaciones tratan temas de vida o muerte. Si rechazo la vida que viene dada por mis padres, esto es grande, mi trabajo se basa en buscar el por qué, más profundo, más sanador, más para siempre...
¿Cómo es posible romper el maltrato emocional recibido en la niñez, siendo uno adulto?  Sufrir es más fácil que asumir la solución....esto es lo más lindo de Hellinger, preferimos ser víctimas toda la vida. Cuando somos adultos preferimos seguir haciendo responsables a nuestros padres de todo lo que nos sucede. Esto hace que nos mantengamos inocentes y no podamos tomar la vida en su plenitud. El movimiento sanador sería: Imagínate que tienes a tus padres delante de ti y diles:  
Querido papá o mamá, gracias por la vida que me dieron, ahora entiendo que tú también fuiste maltratado y no pudo haber algo diferente para mí. Me gustaría decirte que me dolió lo que sucedió. Lo tomo todo, al precio que sea que te costó a ti (ustedes) por ti (ustedes) tengo la vida, lo más importante.  Dame tu bendición si yo lo hago diferente a ti y no maltrato a los míos.

¿Por qué hoy día hay tantos divorcios, Hay alguna explicación para esto desde el punto de vista de las constelaciones familiares? No hay nada más bello que la pareja, el gran aprendizaje.
Cuando las cosas no están resueltas en nuestras familias de origen, llevamos todo esto a nuestra relación de pareja, hay algún ejemplo que puedo mencionar: si mi padre me hizo falta pues este se fue de la casa cuando yo era pequeña, entonces lo más seguro es que mi pareja la cual es sólo un hombre en mi vida, la voy a responsabilizar de que se encargue de mi como hija y qué puede haber de bueno aquí en esta relación, entonces ahí va otra separación. En este cuadro vemos un profundo dolor pues la mujer-niña demandará de este marido lo que no le puede dar. Cuando se trabaja  con parejas vemos las dinámicas que los unieron, luego al salir de estas en verdad puedo ver a mi compañero(a).  
Frases sanadoras que ayudan a la pareja:
Querido esposo (a), gracias por enseñarme a ser mujer (hombre), no soy tu mamá o papá y tú no eres mi hijo(a). Gracias por los hijos que me has dado. Ahora veo a tu familia la que te dio la vida y estoy agradecida, la tuya es la mejor, al igual que la mía. Lo que no está resuelto en nuestras propias familias seguirá presente en casi todo lo que llevemos a cabo. Trabajo, profesión, pareja entre otros.

¿Es posible curar enfermedades con la constelación familiar? Sí, especialmente en los casos en que los problemas o enfermedades son causados por implicaciones sistémicas o cuando ésta es a lo menos una causa contribuyente. Hemos visto que algunas enfermedades muy desafiantes para la vida de las personas, por ejemplo, el cáncer, también tienen causas sistémicas. El contexto sistémico se muestra en la dinámica de: "Yo te sigo"; esto significa que una persona quiere seguir a otro miembro de la familia que está enfermo o muerto, cayendo enfermo o buscando morir él también. O un niño que ve a alguien de su familia con la tendencia a seguir a otra persona de esta manera, y trata de retenerlo diciendo: “Es mejor que yo me vaya en tu lugar”. A todo esto se suma el deseo de expiar o compensar una suerte, buscando a su vez un destino similar. Conociendo estas dinámicas fundamentales, es posible despojarlas de su poder y aliviar mucho sufrimiento y dolor con las Constelaciones Familiares.


Otros síntomas están relacionados con un movimiento interrumpido hacia uno de los padres. Tal es el caso, por ejemplo, de dolores cardíacos o dolores de cabeza, que con frecuencia expresan un amor refrenado, y los dolores de espalda se desarrollan muchas veces cuando una persona rehúsa inclinarse profundamente en respeto a su padre o madre. 

Por Lic. María Elena Nuñez M.
Caracas, Venezuela

SISTEMAS FAMILIARES Por Juan C Infante R


martes, 12 de julio de 2016

EL CAMBIO COMO OBSTÁCULO DE VIDA.



Vence el miedo al cambio y mejora tu autoestima y tu vida.
¿Te sientes amenazado ante el cambio?
¿Sientes que tu vida, puede estar fuera de tu control?
"No sobrevive el más fuerte de la especie, ni el más inteligente, sino el que mejor reacciona ante el cambio". (Autor desconocido).

Lo primero que debes es:
1.- Comprender la importancia de reconocer nuestro miedo al cambio.
2.- Conocer las razones de dicho miedo.
3.- Saber qué hacer.
Enfréntate al miedo y véncelo
¿Cuántas veces te has encontrado en una situación molesta, difícil o dolorosa y no haces nada o casi nada para cambiarla?
¿Cuántas veces piensas que no hay nada que hacer o que es mejor no arriesgarte?
Uno de los mayores obstáculos para mejorar nuestra autoestima y nuestra vida en general, es el miedo al cambio.
Lo conocido nos da la impresión de seguridad y estabilidad, aunque estemos sufriendo.
Este miedo es el que impide que nos alejemos de relaciones o situaciones problemáticas y difíciles.
No nos permite trabajar para mejorar nuestra autoestima.
Ni luchar por nuestro bienestar.
Y es la razón de la frase "Más vale malo por conocido, que bueno por conocer".
El miedo al cambio incluye el temor a fracasar, tener éxito, al compromiso, a perder ciertas cosas o privilegios, al rechazo, entre otros.

¿Cuál es la razón del miedo al cambio?
Son muchos los motivos que nos impiden cambiar:
Una autoestima baja, que se refleja en dos tipos de pensamiento:
No voy a lograr estar bien, porque no me lo merezco.
No tengo la capacidad para resolver los problemas que surgen con el cambio o para hacer todo lo necesario para tener éxito.
La posibilidad de perder la atención y el apoyo que recibimos de la gente que nos quiere ayudar o que "entiende" nuestros problemas.
La creencia equivocada de que cambiar es ser inestable.
El tener asociados los cambios con las crisis.
Con situaciones externas que nos obligan a cambiar, sin desearlo o estar preparados para ello.

La respuesta de la gente que nos rodea, que puede ser muy negativa.
Nuestro cambio puede provocar angustia e incomodidad en algunas personas, cuya respuesta puede ser de crítica o rechazo.
Pensamientos catastróficos y extremistas, sobre todo lo malo que el cambio va a traer.
El hábito erróneo, de valorarnos en función de lo que hacemos o tenemos.
Por lo tanto, pensamos que si fracasamos, nuestro valor como personas disminuye.
La posibilidad de perder el control sobre nuestra vida y las circunstancias.
La falta de control, aunque sea momentánea, nos causa angustia, por lo que tratamos de evitarla.
Sentir temor ante una situación desconocida, que puede amenazar nuestro bienestar, es normal.
El problema surge cuando nos dejamos manejar por ese temor o lo "alimentamos" con una serie de pensamientos equivocados.
No es fácil cambiar, porque además de los temores que nos lo impiden, nuestra forma de pensar y actuar se ha convertido en algo automático.
Como automáticos son los pensamientos que mantienen nuestra autoestima baja y alimentan el miedo al cambio.

A veces ni siquiera nos damos cuenta de dichos pensamientos y de los sentimientos y motivos de nuestras conductas.
Pero si el temor o el no querer hacer el esfuerzo, nos mantiene en el mismo lugar, nuestra vida nunca va a ser como la queremos.
Y sólo nosotros podemos mejorarla.
¿Qué hacer?
Es un hecho que lo que estás haciendo, no te está dando el bienestar que deseas.
Por lo tanto, es el mejor momento para actuar.
Recuerda lo que dijo Einstein: "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo".
Elige una situación específica en la que quieras mejorar o puedes enfocarte en elevar tu autoestima.
Somos una unidad y los resultados en un aspecto, repercuten en otros.
No trabajes en muchas cosas al mismo tiempo.
Pero recuerda que el cambio es un proceso lento.
Es como plantar la semilla de un árbol.
Necesitas cuidarla y alimentarla y poco a poco surge la planta.
Hasta que un día volteas y ves un árbol fuerte y hermoso.
Describe, la situación que te está causando angustia, dolor, malestar y/o problemas.
Escribe, con la mayor cantidad de detalles posibles:
Todo lo negativo que está asociado a esa situación.
Cómo va a ser tu vida cuando cambies esa situación.
Ahora cierra los ojos e imagínate en tu nueva realidad.
Observa cómo te sientes, cómo actúas, entre otros.
Fija esa imagen en tu mente.
¿Sabes que es lo que necesitas hacer, para lograr lo que deseas?
¿Qué es lo que te impide obtenerlo?


Uno de los mayores obstáculos es nuestra manera de pensar.
Trata de darte cuenta de lo que estás pensando.
Si te es difícil, imagínate que pensaría cualquier persona que se encontrara en esa situación.
Analiza esos pensamientos y ve dónde y cuándo aprendiste a pensar así.
¿Crees que todavía son apropiados para tu forma de ser y para la vida actual?
Si son inadecuados para lograr tus metas, cámbialos.
¿Qué te diría la persona que más admiras, si le comentaras cuales son esos pensamientos que te están causando daño?
¿Qué te sugeriría como alternativa?
En los artículos sobre el estrés y nuestros pensamientos, nuestras preocupaciones y cómo vencerlas, encontrarás información que te puede ayudar.
Revisa también los artículos sobre Ideas, pensamientos, creencias y estrés, nuestro estilo de pensamiento equivocado y cómo modificarlo.
Analiza que es lo que te da miedo, cuando piensas en cambiar.
¿Qué crees que puede suceder?
Revisa esos temores y ve que tan reales son.
Muy probablemente estén un poco exagerados.
Piensa en todo lo que estás perdiendo por dejarte gobernar por temores o ideas que pueden estar equivocados o exagerados.
Si no sabes qué hacer para cambiar o mejorar tu situación o cómo hacerlo, busca ayuda.
Pero busca un familiar, amigo o persona que realmente tenga la capacidad, conocimientos y objetividad para ayudarte a encontrar la mejor solución.
O recurre a libros y artículos, serios y confiables, relacionados con el tema.
Si estás trabajando en tu autoestima, muy probablemente necesites la ayuda de alguien que tenga experiencia en este aspecto.
Cada vez que te desanimes y quieras regresar a tu conducta anterior, piensa que, aunque sea incómodo o difícil en estos momentos, estás construyendo las bases para una vida mejor.
Si empiezas a tener dudas, háblate como le hablarías a tu mejor amigo, para ayudarlo a lograr lo que desea.
No vale la pena ser prisionero del miedo.
A la larga el sufrimiento es mucho mayor.
Cuando sientas miedo de cambiar, recuerda que está comprobado que el 90% de las cosas negativas que creemos que van a pasar, nunca suceden.
¿Por qué imaginar lo peor, si puedes imaginar lo mejor?
Ten siempre presente en tu mente, la imagen de lo que vas a lograr y de cómo te vas a sentir.

Recuerda que tú eres el dueño de tus pensamientos.
Tú los generas y tú puedes cambiarlos por otros.
Y cuando cambiamos nuestra manera de pensar, cambian nuestros sentimientos, conductas y vida en general.
La siguiente información puede serte de gran utilidad:
Desarrolla tu fuerza de voluntad, aprende a manejar la falta de motivación y la poca tolerancia a la frustración y enfréntate al miedo al cambio, al fracaso y al éxito.

    

                                                                                                               Psic. Silvia Russek
                                                                                                                                                    Lic. En Psicología Clínica

POR QUÉ PERDONAR....

El odio, el rencor y el resentimiento aplastan el alma, desgastan, cansan, hacen angustioso el recuerdo, son formas despiadadas de castigo autoimpuesto. El perdón, en cambio, trae tranquilidad, descanso y liberación; hace las cargas a un lado, es un regalo personal, un obsequio a sí mismo. Perdonar permite dejar el corazón libre para que vuelva a creer, a amar, a confiar; es volver al cauce natural, es extinguir el rencor y los deseos de venganza.

El psicólogo Walter Riso (2016), aborda este complejo tema de modo muy práctico y comprensible, porque “expone el perdón como camino de liberación terapéutica de problemas asociados al rencor y la ira; insiste en realizar la lectura y expresión adecuada de las emociones como recurso para la liberación y para la reducción de patologías y, además, promueve como complemento a esta actividad sanadora, la prevención y superación de condiciones que derivan del apego emocional, entendido como fuente recurrente de condiciones de sometimiento que desembocan en culpas y resentimientos”.
¿El perdón requiere condiciones?, ¿solamente la persona ofendida es quien tiene el derecho a perdonar?, ¿el perdón requiere tiempo?, ¿el arrepentimiento facilita el perdón?, ¿es necesario que el perdón sea pedido como condición para otorgarlo? Esta y más respuestas  te conllevan a aprender a perdonar y a liberarte de ataduras, rencores y resentimientos.
Perdonar no solo es un regalo que le haces a los demás, sino a ti mismo, es calmar la carga que te causa el resentimiento, es dejar tu corazón libre para que de nuevo vuelva a creer y  amar, es retornar a la rambla original. Pero el odio, el rencor y el resentimiento son emociones negativas que linchan psicológicamente al otro, destruyen el alma, corroen, molestan, hacen apesadumbrado el recuerdo y los menoscabos de apreciar son muchas.
¡El odio es una bomba de tiempo que se instala en el cerebro, que ciega nuestras decisiones y arrasa con todo a su paso!
En esta colección encontrarás tres obras, con las cuales de una manera práctica y comprensible te daré los diferentes caminos que puedes tomar para perdonar, no sin antes hacer un completo análisis de lo que es el perdón y los obstáculos que se deben superar para así alcanzar la paz interior; complemento a esto, encontrarás los pasos para aprender a descifrar, codificar y comprender el funcionamiento de nuestras emociones y para terminar de una forma correcta esta actividad sanadora, te hablaré de la prevención y superación de condiciones que derivan del apego emocional, entendido como fuente recurrente que desemboca en culpas y resentimientos. Créate buenos hábitos y ellos guiaran tu vida

Los resentimientos nos impiden vivir plenamente sin saber que un simple acto del corazón puede cambiar nuestras vidas y la de quienes nos rodean.
 En los momentos que la amistad o la convivencia se rompen por cualquier causa, lo más común es la aparición de sentimientos negativos: la envidia, el rencor, el odio y el deseo de venganza, llevándonos a perder la tranquilidad y la paz interior. Al perder la paz y la serenidad, los que están a nuestro alrededor sufren las consecuencias de nuestro mal humor y la falta de comprensión. Al pasar por alto los detalles pequeños que nos incomodan, no se disminuye la alegría en el trato cotidiano en la familia, la escuela o la oficina.
Sin embargo, no debemos dejar que estos aspectos nos invadan, sino por el contrario, perdonar a quienes nos han ofendido, como un acto voluntario de disculpar interiormente las faltas que han cometido otros, y a veces hasta nosotros mismos.
En ocasiones, estos sentimientos son provocados por acciones o actitudes de los demás, pero en muchas otras, nos sentimos heridos sin una razón concreta, por una pequeñez que ha lastimado nuestro amor propio. La imaginación o el egoísmo pueden convertirse en causa de nuestros resentimientos, veamos:
- Cuando nos damos el lujo de interpretar la mirada o la sonrisa de los demás, naturalmente de manera negativa;
- Por una respuesta que recibimos con un tono de voz, a nuestro juicio indiferente o molesta;
- No recibir el favor que otros nos prestan, en la medida y con la calidad que nosotros habíamos supuesto;
- En el momento que a una persona que consideramos de "una categoría menor", recibe un favor o una encomienda para lo cual nos considerábamos más aptos y consideramos injusta la acción.
Es evidente que al ser susceptibles, creamos un problema en nuestro interior, y tal vez enjuiciamos a quienes no tenían la intención de lastimarnos.



Para saber perdonar necesitamos hacer cambios, tales como:
- Evitar "interpretar" las actitudes.
- No hacer juicios sin antes de preguntarnos el "por qué" nos sentimos agredidos (así encontraremos la causa: imaginación, susceptibilidad, egoísmo).
- Si el malentendido surgió en nuestro interior solamente, no hay porque seguir lastimándonos: no hay que perdonar. Lamentamos bastante cuando descubrimos que no había motivo de disgusto... entonces nosotros debemos pedir perdón.
Si efectivamente hubo una causa real o no tenemos claro qué ocurrió:
- Tener disposición para aclarar o arreglar la situación.
- Pensar la (s) manera (s) de llegar a una solución.
- Buscar el momento más adecuado para platicarlo con calma y tranquilidad, sobre todo de nuestra parte.
- Escuchar con paciencia, buscando comprender los motivos que hubo.
- Exponer nuestras razones y llegar a un acuerdo.
- Olvidar el incidente y seguir como si nada hubiera pasado.
El Perdón enriquece al corazón porque le da mayor capacidad de amar; si perdonamos con prontitud y sinceramente, estamos en posibilidad de comprender las fallas de los demás y de nosotros mismos, actuando generosamente en ayudar y en ayudarnos  a corregir.
Es necesario recordar que los sentimientos negativos de resentimiento, rencor, odio o venganza pueden ser mutuos debido a un malentendido, y es frecuente encontrar familia en donde se forma un verdadero torbellino de odios. Nosotros no perdonamos porque los otros no perdonan. Es necesario romper ese círculo vicioso comprendiendo que "Amor saca amor". Una actitud valiente de perdón y humildad obtendrá lo que la venganza y el odio nunca pueden, y es lograr restablecer la armonía.

Una sociedad, una familia o un individuo lleno de resentimientos impiden el desarrollo hacia una esfera más alta.
Perdonar es más sencillo de lo que parece, todo está en buscar la forma de mantener una convivencia sana, de la importancia que le damos a los demás como personas y de no dejarnos llevar por los sentimientos negativos.
En las relaciones interpersonales y sociales surgen conflictos que de no ser solucionados y cicatrizados suelen provocar heridas emocionales abiertas. Estas heridas sin cicatrizar a veces adoptan la forma de resentimiento, indignación crónica, odio… una emoción fuerte que nos atenaza y bloquea poniendo en serio riesgo nuestra salud y bienestar.



Las personas en ciertas circunstancias, nos podemos sentir profundamente heridas o afectadas emocionalmente a causa de acontecimientos diversos, sobre todo los relacionados con la familia y el trabajo.
Por ejemplo, un despido laboral, una ruptura familiar, una discusión con un compañero de trabajo, un conflicto con tu pareja no resuelto de manera satisfactoria, una enfermedad grave, una crisis familiar financiera,… estas ocasiones extremas son vividas por las personas afectadas como una herida que aunque pase el tiempo no logra cicatrizar y por consiguiente no logra vencer ese estado emocional negativo en el que se encuentra envuelta. Para superar estas heridas, es de gran ayuda el desarrollo de las competencias emocionales como la resiliencia, la autoestima, la actitud positiva, la asertividad,… y el saber pedir perdón.
El perdón es una de las emociones más fuertes que se pueden experimentar, y en consecuencia en una de las emociones más difíciles de liberar. Perdonar a una persona que nos ha hecho tanto daño significa superar una serie de barreras que nos ejercen gran resistencia.
Perdonar no significa, olvidar, renunciar, dejar impune o inhibir responsabilidades. Perdonar significa liberarnos de sentimientos como el odio, la indignación, el resentimiento,… para que nos permita desatarnos de la unión que los mismos ejercen con esa persona y acontecimiento.
Esta liberación, nos generará sentimientos de armonía, paz, tranquilidad, libertad y en definitiva bienestar emocional. La misericordia y la reflexión es la mejor opción.